3. Motivo de la intervención Pública

A nadie se le escapa que el arte y la política siempre han caminado por caminos paralelos, por no decir, por el mismo camino de la historia. Esto ocurre desde los primeros asentamientos sociales en forma de tribus, cuando el jefe comarcal ordenaba al más “artista” de la tribu a pintar en las cuevas los relatos heroicos de la caza o la guerra. Esta forma de escribir la historia se ha perpetuado desde ese entonces pasando desde las monarquias más absolutistas a las dictaduras más encubiertas. Esto es el plano político pero lo cierto es que en el plano social es imposible no mencionar el uso del arte para la religión o como elemento de intercambio comercial.

El resultado de toda esta maraña de “Bellas Intenciones” concluye en un movimiento social de reivindicaciones que abogan por determinar la verdadera independencia del sujeto. No es de extrañar por tanto, que al describir al sujeto como un insecto convertido en máquina, tambien se haga un RETRATO DE LA PROPIA MÁQUINA que los controla y dirige.

La historia de las abejas es primigenia desde los griegos empezaron a ver las analogías, más tarde -como un salto en el tiempo - Gregorio Samsa, el personaje de “La Metamorfosis" describía a un sujeto que se transformaba poco a poco en un insecto indeterminado, una especie de Artropomorfo, esta idea atroz basada en una pesadilla surrealista no está tan lejos de los uniformes que planteaba Malevich en las vangurdias del contructivismo ruso.


De la misma forma que un retrato burgués del siglo XVI, hablaba del sistema del comercio y de las jerarquias sociales y políticas de entonces, con esta intervención queda reflejado el rostro del pensamiento occidental productivo y capitalista.

Las expectativas de futuro son bastante estremecedoras y contradictorias, mientras que unos abogan por la calidad de vida, otros ven el comportamiento automatizado como una forma más de esquizofrenia colectiva inevitable.